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Global Rescue responde a la solicitud de evacuación por motivos de seguridad desde Uganda

A principios de septiembre de 2009, Global Rescue recibió una llamada del padre de una estadounidense de 22 años atrapada en la casa de una familia local en Kampala (Uganda), donde trabajaba con una organización…

A principios de septiembre de 2009, Global Rescue recibió una llamada del padre de una estadounidense de 22 años que estaba atrapada en la casa de una familia local en Kampala (Uganda), donde trabajaba con una organización sin ánimo de lucro. Mientras hablaba, se estaban produciendo disturbios étnicos en la carretera bajo la ventana de su hija. Pidió que la sacaran de la casa y la evacuaran de vuelta a Estados Unidos si los disturbios continuaban y su vida corría peligro.

Global Rescue envió a Kampala a un ex SEAL de la Marina con experiencia operativa en África Oriental para dirigir un equipo local de expertos en seguridad y poner en marcha un plan de extracción para evacuarla en caso necesario. La entrada del equipo en Kampala se programó para primera hora de la mañana, cuando las calles estaban tranquilas.  

Los disturbios de Kampala fueron una respuesta a la negativa del gobierno a permitir la entrada del rey tribal de Buganda para visitar una zona al norte de la ciudad.  Se saquearon tiendas, se quemaron coches y al menos 24 personas fueron abatidas a tiros por la policía.  Algunos extranjeros ya habían sido evacuados de lugares céntricos.

La primera tarea del equipo consistió en identificar positivamente la ubicación de la habitación del joven estadounidense en las afueras de la ciudad, evaluar su seguridad y reconocer las rutas de entrada y salida. Con la ayuda de traductores y agentes de seguridad locales, el equipo logró sortear los controles de la carretera principal que pasaba por delante de la zona recreativa americana -una calle estrecha que hasta entonces había estado completamente obstruida por barricadas y alborotadores- y trazó una ruta secundaria que llevaba desde la parte trasera de la casa hasta una zona no muy lejana que podía servir como zona de aterrizaje de helicópteros.

El equipo puso entonces a su piloto de helicóptero en estado de alerta. Ya había estado realizando evacuaciones desde el tejado de un hotel del centro de la ciudad.   Juntos establecieron un plan para trasladar al miembro por vía aérea en caso necesario al aeropuerto internacional de Entebbe o, alternativamente, a un lugar seguro si se cerraba el aeropuerto.

Finalmente, el rey decidió suspender su visita, los disturbios remitieron pronto y la joven y su familia decidieron que su entorno era lo bastante seguro como para seguir trabajando en Uganda.