El 12 de enero de 2010, Global Rescue inició una de sus misiones más significativas hasta la fecha: responder a los desesperados gritos de auxilio procedentes de Puerto Príncipe y las poblaciones periféricas de Haití, azotadas por el terremoto. Al final, los equipos médicos y de seguridad desplegados rescataron, evacuaron y prestaron servicios médicos y de seguridad a más de 50 personas, entre ellas haitianos.  Global Rescue también transportó suministros médicos, personal humanitario y cooperantes a la zona de la catástrofe donando espacio en más de una docena de vuelos contratados de ala fija y helicópteros desde la República Dominicana a Haití.  

En el momento álgido, Global Rescue tenía desplegados en la zona de la catástrofe a 25 miembros del personal médico y de seguridad, entre ellos veteranos de las unidades militares de élite de operaciones especiales y el paramédico jefe de la empresa.

Después de que el fuerte terremoto arrasara la casa donde se alojaban, un grupo de misioneros se quedó con montones de bloques de hormigón donde antes había paredes, comiendo lo que quedaba de su queso y galletas hasta que los líderes del grupo formularon un plan. Esperaron cinco horas en la embajada de Estados Unidos, donde les dijeron que el gobierno no podía sacarlos de allí. Los líderes del grupo llamaron a su compañía de seguros, que a su vez contrató a Global Rescue para llevar a cabo la evacuación. El grupo fue trasladado al aeropuerto con escolta armada y regresó en avión a Estados Unidos.

«Me sentí muy aliviado», declaró más tarde Mike Ummel, de la compañía de seguros, al Ft. Wayne News Sentinel. «Temía que estuvieran muertos».

A los evacuados se unieron dos estudiantes de posgrado de la Universidad de California, un estudiante de la zona de Boston y una mujer haitiana que fue trasladada aeromédicamente a un hospital de Ft. Lauderdale con una lesión medular potencialmente mortal.