Daniel Bayer, Director de Seguridad de Global Rescue y SEAL de la Armada, se hizo con el primer puesto en la edición de invierno de 2011 de la «Carrera de la Muerte», una agotadora prueba de aptitud física y supervivencia en climas fríos que se celebra todos los años en Pittsfield, VT. Descrita por el New York Times como una mezcla de «300» y «Survivor», y por la revista Outside como un «demente festival del sufrimiento«, la Carrera de la Muerte es una sádica mezcla de correr, arrastrarse, acarrear estiércol, navegar por alambradas de espino, cortar leña y cualquier otra actividad que provoque agonía y que se le ocurra al creador del evento, Joe Desena, que mezcla el recorrido cada año. De los 20 participantes de élite, sólo terminaron la mitad.

Sin embargo, Bayer tiene una amplia experiencia en entornos difíciles. Como veterano de cuatro despliegues de combate como Navy SEAL, y como jefe de equipo de las evacuaciones de seguridad de Global Rescue del terremoto de Haití de 2010 y de la revolución de enero en Egipto, se le encomiendan regularmente misiones que tienen partes móviles que coordinar, obstáculos imprevistos que superar y desafíos físicos.

Tras cuatro horas de calentamiento, los atletas emprendieron la primera ascensión a uno de los picos cercanos a la estación de esquí de Killington a las 10 de la noche del 4 de marzo, cada uno con un tronco bajo el brazo. Después cargaron con dos troncos para el segundo bucle, luego con tres y después con cuatro.  Veintiséis millas en total, todas realizadas con raquetas de nieve excepto la primera etapa, en la que los corredores subieron cuesta arriba sin ellas, sacando las piernas de la nieve crujiente y profunda hasta los muslos la mayor parte del tiempo.

Después de la maratón de montaña, llegó el transporte de rocas: excavar docenas de piedras viscosas en el lecho de un río helado y transportarlas en cubos a lo largo de tres cuartos de milla -con un peso de entre 80 y 100 libras en cada mano- hasta un lugar donde construyeron mojones de un metro. Con las manos completamente entumecidas, los competidores tuvieron que construir dos casas para pájaros, poniendo a prueba su motricidad fina en condiciones bajo cero. A continuación, tuvieron que apilar 30 troncos y retirar la nieve húmeda de un gallinero.

El último obstáculo era una pesadilla invernal: sumergirse y aguantar la respiración durante un total de 60 segundos en un estanque helado, y salir para recitar un trabalenguas que se les dio para memorizar al principio de la carrera. 

Bayer terminó en 19 horas y 28 minutos, unos 45 minutos por delante del segundo clasificado. El secreto, dijo, fue una planificación adecuada, como qué y cuándo comer, y simplemente fortaleza mental.

«La mayor diferencia es la forma en que la gente se abastece de combustible, cómo van vestidos y cómo afrontan el dolor», dijo Bayer. «La gente afronta el dolor de forma diferente y de eso trata esta competición».

Además de sus tareas de seguridad en Global Rescue, Bayer supervisa el entrenamiento físico en el Centro de Operaciones de la empresa en Boston, un régimen cariñosamente conocido como GRRT: Global Rescue Readiness Training. El GRRT, una parte de entrenamiento cruzado, una parte de levantamiento de pesas y una parte de ejercicio de agilidad mental, es un estándar que todo el personal de operaciones debe cumplir para poder ser desplegado.

Dan Bayer llevará su preparación física al siguiente nivel para prepararse para el siguiente reto de su agenda: la edición de verano de la Carrera de la Muerte, prevista para junio.